jueves, 19 de marzo de 2009

EN EL CASO QUE PUDIESES ELEGIR LA MINUSVALÍA QUE TE HA TOCADO, ¿CUÁL DE LOS DOS SENTIDOS PREFERIRÍAS CONSERVAR?, ¿EL OÍDO O LA VISTA?

Seguramente te has planteado más de una vez esta cuestión y probablemente nunca hayas tenido una respuesta clara. Si eres una persona oyente y sin problemas visuales, piensas que te resultaría difícil llevar adelante tu vida y sientes pena por los que, al contrario que tú, no lo pueden hacer porque sufren alguna de estas dos minusvalías. Pero no te preocupes, ellos también llevan a cabo su vida con total normalidad, pues la deficiencia de un sentido hace que los otros cuatro sentidos se perfeccionen. Pero y si ahora te hicieses esta pregunta: ¿qué sería de mí sin los dos sentidos?

Pues resulta que en España existen tres mil personas sordociegas, aproximadamente. Según la enciclopedia Wikipedia, podríamos describir la sordoceguera como una única discapacidad, que combina dos deficiencias: la deficiencia visual y la deficiencia auditiva. Esta discapacidad se caracteriza por razón de que las personas sordociegas sólo conocen su entorno más próximo: el que pueden tocar, oler, o sentir. Sin embargo, la sordoceguera significa mucho más, pues afecta al conocimiento inmediato de todo cuanto acontece alrededor, limita la interacción emocional, intelectual y física con el entorno. Su única herramienta de comunicación es el tacto. Podéis ver en el siguiente enlace un día normal para el presidente de la Asociación de Sordociegos de España, Daniel Álvarez, sordo desde los cuatro años y ciego desde los treinta.

Vídeo de Daniel Álvarez

En este enlace os daréis cuenta de la importancia de la labor que realiza Daniel Álvarez en el centro de la ONCE como jefe de la Unidad Técnica de Sordoceguera. Además, ha conseguido perfeccionar el sistema dactilológico de comuni
cación añadiendo signos de la lengua de signos y lo ha denominado Dáctil.

Los medios de comunicación con personas ciegas pueden dividirse en sistemas alfabéticos (dactilológicos, sistemas de letras mayúsculas, tablillas, braille y máquinas de escribir en vista tinta o en braille) y en sistemas no alfabéticos (la lengua de signos, símbolos y
lectura de labio ). Por ello, son tan importantes los intérpretes-guía que les acompañan en todo momento e interpretan lo que quieren decir las personas sordociegas con el resto del mundo.

En el vídeo podéis ver como se comunica
Daniel Álvarez para cruzar la calle o para subirse al autobús que le lleva de vuelta a casa. En clase nos preguntamos la siguiente pregunta: si vieses a Daniel Álvarez por la calle con un cartelito en el que pone "ayúdeme, soy sordociego", ¿le ayudarías o pensarías que es una broma de mal gusto?. Casi todos los españoles contestamos que sí pero hubo una chica alemana que dijo que estaba segura que en su país nadie ayudaría a este hombre en ninguna de esas situaciones porque pensaría que hay una cámara oculta o algo parecido. ¿Tú que pensarías?, ¿cuál sería tu primera impresión?, ¿has tenido alguna vez contacto con alguna persona sordociega?, ¿sabías que existían personas con este tipo de discapacidad?

La siguiente imagen es el alfabeto en braille y en LSE sordociego, es decir, la manera que tienen una persona sordociega y su guía-intérprete para deletrear algunas palabras en la palma de la mano:



El Tacto: canal para la comunicación y el aprendizaje

¿Sabías que el único sentido sin el cual no podríamos vivir es el tacto? Pues sí, estamos tan sumergidos en un mundo visual y auditivo que nos olvidamos que el sentido que mejor une el cuerpo con nuestro entorno es el tacto. Este sentido puede desarrollarse y ofrecer más prestaciones de lo que generalmente se cree y puede ayudarnos a recabar también más información de la que el oído o la vista pueda darnos. Imagínate que no sientes el ratón del ordenador que sujetas ahora mismo, la silla en la que estás sentado… A través de la piel también recibimos sensaciones de presión, frío, calor, etc. Mientras que la vista depende de los ojos, el oído de los órganos auditivos, el olfato de la nariz y el gusto de la lengua, el tacto, en cambio, se extiende por toda nuestra piel.

“De los cinco sentidos tradicionales,

el tacto es en realidad el único sin el cual no podríamos vivir




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